¿Les ha pasado? Eso de poder reconocer cuando algo se quiebra. Cuando eres capaz de divisar que tu corazón duele al latir porque algo dentro de su andar constante se modifica y aunque lo intentas con todas tus fuerzas no sabes como pararlo. Sera el destino. Serán las decisiones que tomamos. Pero pararlo aunque se quiere. He entendido que no se puede. No al menos cuando llevas a tantos por dentro. Además no solo depende de mi. Y hay días en los que ni conmigo puedo. Hace silencio afuera. Pero no es un silencio cualquiera. Son silencios de esos que ensordecen. No había sido yo de esas que hablaran mucho. No hasta ahora. Conocía y admiraba mis capacidades para mantenerme siempre en calma. Una compulsión por parecer siempre serena. No me esforzaba mucho. Había días, la mayoría de ellos; en los que yo lo estaba. Y no cualquiera de ahí lograba sacarme. Casi nunca pasaba de hecho. Yo tampoco dejaba a nadie acercarse tanto. Y no lo hacia porque no pudiese expresarse o manejarlo. Lo hacia porque bien sabia lo que me pasaba cuando mi calma perdia. Y justo ahora cuando ni media palabra emitia. Lo sabia. Lo sentía. De nuevo. Ahi estaba mi ser interno rearmandose para salir ileso de otra de esas implacables batallas con mis extraños. Quería sentirme en paz. No quería decidir nada. Después de haber luchado tanto. Después de sentirme tan lejos. Al borde del abismo de nuevo. Como si la vida me dejara ir y yo siempre terminara regresando. A donde mismo. A donde siempre. A mi lugar conocido. Como si me diese alas y me las cortara. Como si me hiciera creer que podía. Y luego del sueño me despertara. Tal vez ustedes estaban adecuados a ello. Tal vez ustedes lidiaban con ello a diario y ningún daño les causara. Pero yo. Yo era siempre distinta al resto. Y eso no siempre es bueno... via http://ift.tt/2o8IeuT
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