Hoy llueve a cántaros fuera y dentro de mi, llueven letras que parecen no encontrar su lugar en algún sitio de mi cuerpo. Me causa terror ver como hemos cambiado el concepto de amor. Y nos es quiera yo cambiar la percepción de quienes lo han hecho con unas cuantas letras que riman, o parecer mártir y experta en un tema en el que yo también he sido un fracaso. Un desastre. Nos hemos convencido de que el amor es posesión. De que el amor es apoderarse del otro, del ser amado, en lo físico, en lo emocional, en lo mental, en lo espiritual. Anhelamos ser el único deseo, pensamiento, sentimiento y religión de quien amamos. Confundimos imposiciones con atenciones. Dejamos de hacer lo que nos gusta o nos hace felices porque esa persona no esta de acuerdo o no le parece. Nos volvemos cautivos del o de los sentimientos que esa persona nos hace sentir. Creemos que entre mas nos celen, mas nos amán. Y sentimos felicidad por eso. Ja. No decimos cuando algo nos nos parece, incluso no decimos lo que sentimos o pensamos por miedo a tener discusiones que puedan poner en riesgo la relación. Dejamos de actuar como el corazón nos dicta y empezamos a actuar como el otro nos dice, por el simple hecho de que nos causa pánico que se cansen de nosotros y se vayan con alguien mas. Nos distanciamos de todo y todos. Volvemos a esa persona nuestro centro. Nuestro oxigeno. Y pensamos que eso esta bien. Que así es que se ama. No concebimos la idea de que esa persona no actúe como nosotros actuamos, o como esperamos que lo haga. Tenemos la férrea creencia que entre mas cosas hagamos por esa persona mas nos amará. Que pelear todo el tiempo a toda hora, por cualquier cosa es normal. Nos repetimos que todos tienen desacuerdos y que esto pasa en todas las relaciones. Jamás, pero jamás se nos ocurre pensar en que sera de nosotros si esa persona llega a marcharse algún día. Porque claro esa persona nunca lo hará porque es el amor de nuestras vidas. Y nos entregamos cada día mas y mas, sin protección alguna. via http://ift.tt/2c7S6ja
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